En un momento histórico para la comunidad de Cubas de la Sagra y toda la diócesis de Getafe, el Papa Francisco ha aprobado la declaración de beatificación de Sor Juana de la Cruz (Juana Vázquez Gutiérrez), reconociendo oficialmente el culto inmemorial que esta figura religiosa ha recibido durante siglos.
El anuncio, realizado en audiencia al cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, confirma su beatificación sin necesidad de acreditar un milagro, en reconocimiento de su profunda influencia espiritual, caritativa y comunitaria.
Una vida de fe y valentía
Nacida en 1481 en Azaña (actual Numancia de la Sagra, Toledo), Juana manifestó desde joven un carácter excepcional. A los 15 años, decidió huir de un matrimonio concertado, disfrazándose de hombre y caminando sola hasta Cubas de la Sagra. Allí se unió al beaterío, que más tarde convertiría en el Monasterio de Santa María de la Cruz, liderándolo como abadesa a los 28 años.
Reconocida por su prudencia, mansedumbre, compasión y alegría, Juana vivió profundamente las virtudes teologales, cardinales y los consejos evangélicos, convirtiéndose en una figura destacada tanto en la esfera religiosa como en la política. Su influencia alcanzó a personalidades como el emperador Carlos V, el Gran Capitán y el cardenal Cisneros, quienes acudían a ella en busca de consejo.
Misticismo y legado espiritual
Juana de la Cruz es recordada también por experiencias místicas excepcionales. En 1507, vivió un «desposorio místico», donde sintió que la Virgen María la unía espiritualmente a Cristo como su esposa. Al año siguiente, comenzaron a aparecer estigmas en su cuerpo, símbolo de su intensa conexión espiritual.
Su vida de santidad quedó plasmada en su obra y en la devoción que inspiró en miles de personas que visitaban el monasterio para recibir sus consejos y bendiciones.
Un lugar de milagros y devoción
El Monasterio de Santa María de la Cruz en Cubas de la Sagra, donde reposan sus restos, es un punto de peregrinación desde hace siglos. La tradición recuerda también las apariciones de la Virgen María en 1449 a una niña de 12 años, Inés Martínez, en las cercanías del lugar. Estas visiones, acompañadas de 76 milagros documentados en los primeros 50 años, dieron inicio a la construcción de la iglesia y, posteriormente, del beaterío que Juana transformaría en un monasterio.
Una fiesta popular en su honor
El reconocimiento de la Santa Juana trasciende lo religioso. En Fuenlabrada, su figura es celebrada cada 9 de marzo con el Día de la Tortilla, una festividad que rememora las peregrinaciones históricas a Cubas de la Sagra. Aunque no esté directamente relacionado con la santa, este día refleja cómo su legado ha impregnado las tradiciones populares de la región.
La beatificación de Juana de la Cruz no solo celebra su santidad, sino también su valentía, sabiduría y el impacto transformador que tuvo en su tiempo. Su ejemplo continúa iluminando a generaciones y fortaleciendo la fe de quienes siguen su camino de devoción y servicio.